La vida moderna trae consigo un cierto nivel de estrés y dispersión y, como consecuencia la superficialidad y falta de satisfacción. En este artículo quiero alentar la práctica de la meditación sentada como una herramienta básica que nos ayude a darnos cuenta de lo que es verdaderamente esencial para nosotros.

El viaje comienza por estar físicamente quieto. Cultivamos la conciencia (mindfulness); empezamos a ver, sentir, apreciar los detalles y las sutilezas de lo que esta sucediendo por dentro y por fuera. Más específicamente, desarrollamos la conciencia de nuestra propria mente. La tradición de la meditación budista se basa en una antigua enseñanza del Buda que dice:

La mente es la precursora de todos los estados. La mente es su fundamento y todos ellos son creados por la mente. Si uno habla o actúa con una mente impura, entonces el sufrimiento le sigue del mismo modo que la rueda sigue a la pezuña del buey.
La mente es la precursora de todos los estados. La mente es su fundamento y todos ellos son creados por la mente. Si uno habla o actúa con una mente pura, entonces la felicidad le sigue como una sombra que nunca le abandona.  (Dhammapada)

Gracias a la meditación nos hacemos capaces de diferenciar entre lo que se llaman estados mentales “hábiles” (generosos, amables, abiertos) y “torpes” (tacaños, de rechazo, cerrados) y podemos aprender a trabajar con ellos. La invitación es seguir la luz, permitiéndonos crecer y evolucionar de manera más creativa.

Siguiendo la tradición, tenemos el modelo de Samatha / Vipassana que es el proceso que ocurre en nuestra práctica de meditación. Se pueden traducir como calmar (samatha) y ver con claridad (vipassana).

Samatha es el proceso por el que refrescamos, calmamos y enfocamos la mente de manera que ésta se vuelve naturalmente más clara, más maleable y más integrada. Este es un proceso natural que puede suceder cuando nos implicamos en actividades donde ponemos mucho corazón y entusiasmo.

En Vipassana vemos directamente que las tendencias torpes son frustrantes, incluso aun dañándonos y atrápandonos y aprender a dejar ir dichas tendencias. Podemos soltar hábitos y tendencias que causen sufrimiento. Crecemos en el sentido de convertirse en un feliz, o al menos más contento, responsable y libre ser humano.

Cómo meditar

Para recibir los mejores beneficios recomiendo una práctica diaria incluso de vez en cuando practicar con los demás para crear un entorno de apoyo mutuo. Desarrollamos estos 5 elementos en nuestra sesión;

Postura - buscamos una postura con una base estable. Puedes sentarte en una silla o usar almohadas en el suelo. Con una buena alineación podemos relajarnos dentro de nuestro propio cuerpo y sentarnos con el mínimo esfuerzo muscular. Nos hacemos conscientes del espacio que nos rodea, escuchando con los ojos cerrados. Por ejemplo, ser conscientes de los sonidos de la ciudad en el fondo. Intentamos relacionarnos con el cuerpo de una manera más directa, no como una idea. Es un proceso continuo de volver una y otra vez al cuerpo y a la respiración.

Respiración en el vientre - prestar atención, por ejemplo un 50%, de tu atención en la respiración, sintiéndola en el abdomen, su expansión y contracción. Nos ayuda centrar íntimamente nuestra atención en el cuerpo. El resto de nuestra atención se haya puesta en la postura y el “paisaje emocional”.

“Paisaje emocional” - nos abrimos y nos familiarizamos con el mundo interior. La actitud general es de abrazar todo. Llegamos a ser receptivos y abiertos al movimiento de las emociones, al flujo de pensamientos y imágenes. La consciencia a la respiración y al cuerpo al mismo tiempo nos permite estar conectados con la tierra y no nos perdemos en los pensamientos y las emociones.

Bondad - cultivar una actitud de bondad, paciencia y generosidad, estar contento con lo que hay.

Fé o confianza - nos sentamos con una cualidad de nobleza y elegancia. Intentamos apreciar nuestras mejores cualidades, valorar la práctica y el tiempo que le ofrecemos. Podemos tener confianza en que podemos cambiar a traves de una indagación profunda.

Escrito por Sudaka para Guiverde de Valencia, profesor de yoga y meditación en Greenyoga, Vicente Mártir, 71, pta. 5, y el Centro Budista de Valencia, Calle Sagunto 97 bajo.